Liderazgo político, Paz y Seguridad
PAÍS/CIUDAD: República Democrática del Congo /
DURACIÓN: 2023 - 2024
La prevalencia de la violencia sexual en conflictos armados es particularmente dramática en África. El objetivo general de este proyecto es encontrar soluciones para la prevención y la lucha contra la violencia sexual. Los objetivos específicos son visibilizar la labor que las organizaciones de mujeres están haciendo para afrontar esta violencia en tres países africanos: RDC, Mali y República Centro Africana (RCA); así como identificar posibles estrategias para atajar estos crímenes.
El proyecto se desarrollará en la RDC, la zona cero de la violencia sexual en conflictos armados. El alcance del proyecto se extenderá a otros dos escenarios de violencia sexual: Mali y República Centroafricana. Se ha elegido estos tres países porque la Fundación Mujeres por África viene desarrollando un trabajo en los tres, con organizaciones de mujeres, en distintos ámbitos relacionados con Mujeres, Paz y Seguridad.
La violencia sexual en conflictos armados es una lacra que hay que erradicar. Sin embargo, cada año, en los Informes del Secretario General de Naciones Unidas, se pone de manifiesto lo difícil que es prevenir, investigar y castigar estos crímenes. El 70% de los perpetradores señalados en esos informes, son recalcitrantes. Es decir, han aparecido en la lista durante más de cinco años. La lucha contra la violencia sexual es uno de los pilares de la Agenda Mujeres, Paz y Seguridad, del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
En la actualidad, el Derecho internacional humanitario, el Derecho internacional penal y el Derecho internacional de los Derechos Humanos, han interactuado para conformar una prohibición expresa y clara de los crímenes relativos a la violencia sexual, que pueden constituir crímenes de guerra, crímenes contra la
humanidad, tortura o componentes de un genocidio. Existe ya un amplio corpus jurisprudencial, que ha ido conformándose sobre la base de los pronunciamientos de los tribunales penales internacionales y de los tribunales regionales de derechos humanos.
Aunque la norma está clara, lo cierto es que la violencia sexual se sigue utilizando como táctica de guerra. Se han denunciado crímenes de esta naturaleza en Ucrania, recientemente, pero ya existían en muchos otros escenarios bélicos: Sudán, Somalia, Myanmar, Mali, RCA, RDC, Nigeria, etc.
Las organizaciones de mujeres (activistas) que actúan en cada uno de estos escenarios, desempeñan un papel central en relación con la documentación, la investigación y la denuncia de estos crímenes, así como con la asistencia a las supervivientes. La Fundación Mujeres por África ha podido comprobarlo de primera mano, a través de nuestro trabajo con estas organizaciones en Mali, RCA, RDC y Sudán.
Nos parece fundamental, dar visibilidad y destacar ese trabajo tan relevante que están realizando; así como facilitar el intercambio de buenas prácticas y de lecciones aprendidas entre las líderes de estas organizaciones y sus respectivos equipos.
Reconociendo la importancia de la mediación liderada por mujeres para poner fin a la violencia en las zonas de conflicto de la RDC, durante 2023-2024 la Fundación Mujeres por África trabajó intensamente con la Fundación Pélagie para sensibilizar a las comunidades y a los actores gubernamentales y militares, intercambiar y documentar experiencias, y con UNAOC a través de una iniciativa conjunta: Alianza de Mujeres por la Paz, en diversos programas de formación para reforzar el papel de unas cincuenta mujeres como mediadoras en tres regiones del país y promover el trabajo en red con otras mujeres mediadoras en países como Mali y la República Centroafricana.
En el marco del proyecto «Mujeres unidas contra la violencia sexual en los conflictos armados», dirigido por la Fundación Mujeres por África (con sede en España) y la Fundación Pélagie Muhigirwa «FPM» (con sede en la RDC) y financiado por la Agencia vasca de cooperación, 40 mujeres líderes africanas se han reunido en la ciudad de Bukavu y posteriormente en Kinshasa en 2023 para, por un lado, seguir una formación sobre negociación, mediación y desarrollo personal y, por otro, intercambiar experiencias entre mujeres africanas de los tres países implicados en el proyecto (Mali, RCA, RDC) sobre situaciones de conflicto y violencia y las acciones y visibilidad de las organizaciones de mujeres en sus respectivos países. Este ejercicio les permitió después trabajar juntas para definir las acciones concretas que deben emprenderse, en consonancia con las agendas y resoluciones existentes, en particular la Agenda «Mujeres, Paz y Seguridad» del Consejo de Seguridad de la ONU.
Congreso internacional: «Mediación de conflictos y consolidación de la paz: reforzar el papel de las mujeres»
Celebrado en Kinshasa el 16 y 17 de julio de 2024 con el apoyo de UNAOC.
El congreso internacional abordó cuestiones cruciales relacionadas con el papel de las mujeres mediadoras en la resolución de conflictos, la lucha contra la violencia, el desarme y la consolidación de la paz. Las mujeres mediadoras reconstruyen el tejido social destruido por décadas de conflicto, por lo que la mediación es un instrumento clave, especialmente a través de las mujeres. En esta conferencia se presentaron tanto las experiencias recogidas en la RDC durante el periodo 2023-2024, como la relevancia del trabajo realizado en otros países como Mali y RCA, además de la RDC, en el marco de la colaboración entre la Fundación Mujeres por África y UNAOC, con la Alianza de Mujeres por la Paz.
Las organizaciones de mujeres desempeñan un papel esencial en la documentación, investigación y denuncia de los crímenes, así como en la asistencia a las supervivientes. Esto exige una acción urgente e iniciativas internacionales para el desarme, y para valorar y reforzar de forma clara y decidida el papel de las mujeres mediadoras, empezando a nivel comunitario pero teniendo en cuenta la importancia de la presencia de las mujeres en todos los niveles de la mediación. El Congreso reconoció que la inclusión de las mujeres como mediadoras en la resolución de conflictos y la lucha contra la violencia contra las mujeres en los conflictos armados son pilares de la Agenda «Mujeres, Paz y Seguridad» del Consejo de Seguridad de la ONU. Por ello, los participantes examinaron los vínculos entre estas realidades, centrándose en lo que las mujeres tienen que decir como protagonistas y agentes en la lucha contra la violencia y en la construcción de la paz, pero también, como víctimas de la violencia.
Una lucha eficaz contra la violencia requiere un compromiso colectivo y una voluntad inquebrantable de cambio social y cultural, así como una reflexión profunda sobre las dinámicas de género en relación con el papel de las mujeres como agentes de paz. Durante el congreso se debatieron medidas concretas y sostenibles para la paz, para el trabajo con las mujeres y y su protección.
MUJERES MEDIADORAS POR LA PAZ
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Caddy Adzuba es una destacada periodista y abogada congoleña, reconocida internacionalmente por su incansable labor en la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la violencia sexual en zonas de conflicto. Nacida en Bukavu, en la República Democrática del Congo, Caddy ha dedicado su vida a dar voz a las víctimas de la violencia de género, especialmente en un país devastado por años de guerra. Como periodista, ha utilizado los medios de comunicación para denunciar las atrocidades cometidas en su país y para sensibilizar al mundo sobre el uso de la violación como arma de guerra. Su valentía y compromiso le han valido varios premios internacionales, incluido el prestigioso Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2014.
Por su profundo conocimiento del terreno, su experiencia en la defensa de los derechos de las mujeres y su dedicación a la paz, Caddy Adzuba fue la persona perfecta para coordinar el proyecto «Mujeres Unidas Contra la Violencia Sexual en Conflicto Armado».
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Fatoumata Jallow Tambajang, ex vicepresidenta de la República de Gambia es una gran amiga de la fundación y una de las mujeres lideres africanas con las que trabajamos en el área de Mujeres, Paz y Seguridad. La Sra. Tambajang viajó hasta Kinshasa para debatir con las mujeres mediadoras que han formado parte del proyecto “Mujeres Unidas Contra la Violencia Sexual en Conflicto Armado”. En este vídeo hace balance del congreso y nos da algunas pistas sobre cómo continuar trabajando por la paz en el continente.
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Annie Matundu Mbambi, conocida cariñosamente como «Mamá 1325», es una figura destacada en la lucha por los derechos de las mujeres y la paz en África. Su apodo proviene de su incansable labor de divulgación y promoción de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, adoptada en el año 2000. Esta resolución histórica subraya la crucial importancia de la participación de las mujeres en la prevención y resolución de conflictos, así como en los procesos de paz, reconociendo el impacto desproporcionado que las guerras tienen sobre ellas y la necesidad de su inclusión en todos los niveles de toma de decisiones.
Annie Matundu es consultora de género y desarrollo y una activista con más de 30 años de experiencia en la defensa de los derechos de las mujeres. Su trabajo se ha centrado en asegurar que las voces de las mujeres sean escuchadas y que sus derechos sean protegidos en contextos de conflicto y postconflicto. Como presidenta de la sección congoleña de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF), Annie ha sido fundamental en la implementación y seguimiento de la Agenda Mujeres, Paz y Seguridad en la República Democrática del Congo (RDC).
Además, Annie es autora del «Glosario 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y las resoluciones relacionadas de la Agenda Mujeres, Paz y Seguridad. Este glosario es una herramienta que facilita la comprensión e interpretación de los textos legales que componen la agenda, brindando a activistas, mediadoras y responsables políticos un recurso crucial para proteger a las mujeres de múltiples formas de violencia. Su dedicación ha sido clave para sensibilizar a las comunidades y fortalecer la participación de las mujeres en la construcción de la paz, haciendo de «Mamá 1325» un apodo que encapsula su compromiso con la justicia y la equidad de género.
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Belinda Mongolare es una periodista y mediadora en Tanganyika, una región del este de la República Democrática del Congo (RDC), donde los conflictos étnicos ligados a la propiedad de la tierra han marcado profundamente la vida de sus habitantes. Este tipo de conflicto, a menudo ignorado por la comunidad internacional, tiene sus raíces en la prolongada marginación de los twa, uno de los principales grupos étnicos conocidos como pigmeos en África Central.
En Tanganyika, la lucha por la tierra es mucho más que una simple disputa territorial; es el resultado de décadas de exclusión y discriminación sistemática hacia los twa, quienes han sido históricamente apartados de las decisiones locales y privados de acceso justo a los recursos. Esta marginalización ha generado tensiones crecientes entre los twa y los bantúes, el grupo étnico mayoritario, desencadenando en violentos enfrentamientos y desplazamientos masivos de personas.
Belinda Mongolare, con su doble rol de periodista y mediadora, trabaja incansablemente para visibilizar estos conflictos y promover la paz en su región. A través de su labor periodística, expone los problemas interétnicos y lleva las voces de las diferentes etnias a un público más amplio. Como mediadora, facilita diálogos entre las comunidades enfrentadas, buscando soluciones que respeten los derechos de todos y promuevan la convivencia pacífica.
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Según el último informe de Médicos Sin Fronteras, 1 de cada 10 jóvenes es víctima de violencia sexual en los campos de desplazados alrededor de Goma, en el este de la República Democrática del Congo (RDC). Esta cifra alarmante refleja una realidad aún más sombría: la violencia sexual en estos campos es solo una manifestación de la extrema vulnerabilidad en la que se encuentran las mujeres y niñas que han huido de sus hogares debido al conflicto.
Emmanuella Vasikya, mediadora en estos campos, se enfrenta a diario a esta dura realidad. Los campos de desplazados, que deberían ser espacios seguros, se han convertido en lugares de peligro constante, especialmente para las mujeres. Muchas familias han pasado años en condiciones de hacinamiento, viviendo en tiendas de campaña de apenas unos metros cuadrados, con la esperanza, cada vez más remota, de regresar algún día a sus hogares.
La falta de acceso a productos de higiene básica es otro aspecto crítico de esta crisis. Las mujeres carecen de productos de higiene íntima, lo que no solo afecta su salud física, sino también su dignidad y bienestar emocional. Además, se ponen en peligro cada vez que salen del campo de desplazados y se adentran en el bosque para buscar leña.
A través de su testimonio, Emmanuella nos ayuda a comprender mejor la compleja y devastadora situación que enfrentan las mujeres en el este de la RDC. Su trabajo como mediadora no solo implica brindar apoyo a las víctimas, sino también luchar por mejorar las condiciones de vida en los campos, abogando por un mayor acceso a recursos esenciales y protección para estas mujeres.
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La Fundación lleva años trabajando con mujeres en Malí, un país que lleva más de diez años en crisis debido a múltiples factores, como los enfrentamientos étnicos, la fragmentación territorial y el ascenso de los grupos yihadistas. Desde 2012, Malí ha experimentado una escalada de violencia, con la insurgencia de grupos islamistas radicales que han desestabilizado amplias zonas del país, particularmente en el norte y el centro. Estos grupos han aprovechado las tensiones étnicas y la debilidad del Estado para expandir su control, lo que ha resultado en una situación humanitaria cada vez más grave.
Además, Malí se encuentra en una encrucijada política tras su salida de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) y su posterior formación de la Alianza de Estados del Sahel junto a Níger y Burkina Faso. Esta nueva alianza se ha formado en respuesta a la percepción de injerencia extranjera y al deseo de estos países de tomar el control de su propia seguridad y futuro político. La creación de esta alianza es un reflejo de la compleja situación en la región del Sahel, donde la inseguridad, el extremismo y la falta de cohesión estatal siguen siendo desafíos importantes.
En este contexto, la mediación se ha vuelto una herramienta esencial para reconstruir la cohesión social y promover la estabilidad. Coura Diarra es mediadora y trabaja incansablemente para asegurar la participación activa de las mujeres en todos los niveles de los procesos de construcción y consolidación de la paz. Su labor es crucial en un país donde las mujeres, a pesar de ser gravemente afectadas por el conflicto, a menudo son excluidas de las mesas de negociación y toma de decisiones. Coura y otras mediadoras están abriendo espacios para que las voces de las mujeres sean escuchadas, contribuyendo de manera significativa a los esfuerzos por restaurar la paz y la estabilidad en Malí.
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En la República Democrática del Congo (RDC), la violación no es solo un acto de violencia; es una táctica devastadora utilizada para desintegrar comunidades enteras. Como arma de guerra, busca sembrar terror, desplazamiento y destrucción del tejido social.
Nathalie Vumilia Nakabunda, profesora universitaria y mediadora en Bukavu, al este de la RDC, nos comparte su experiencia de primera mano. En este video, Nathalie nos revela cómo la guerra impacta a las mujeres y cómo lucha cada día por el desarme sexual de su región.
Nathalie es una de las mujeres mediadoras con las que trabajamos en el proyecto «Mujeres Unidas Contra la Violencia Sexual en Conflicto Armado» gracias a financiación de eLankidetza.
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Julienne Baseke es periodista y activista por los derechos de las mujeres en Bukavu, al este de la República Democrática del Congo.
Es coordinadora de AFEM, la Asociación de Mujeres de los Medios de Comunicación de su país, fundadora y directora de Mama Radio, un proyecto radiofónico que ha dado voz a las mujeres de la región, además de ejercer como mediadora por la paz.
En esta entrevista, Julienne nos habla de cómo las periodistas desempeñan un rol crucial a la hora de detectar casos de violencia sexual utilizada como arma de guerra, arriesgando su seguridad para dar voz a las víctimas. Su labor no solo consiste en exponer estas realidades, sino también en sensibilizar al público y a la comunidad internacional, presionando para que se tomen medidas y se acabe con esta lacra.
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