Shiraz Sayah.Túnez


30/04/2020

Shiraz es una mujer tunecina emprendedora que vive entre su país y España. Actualmente trabaja como Consultora Internacional. Participó en un encuentro de mujeres empresarias y emprendedoras africanas organizado por la Fundación de Mujeres por África con la colaboración de la Universidad de Granada en 2017.

¡Túnez ha tenido su dosis de crisis!

Amenazas a los derechos sexuales y reproductivos en Túnez

«Nunca olvides que sólo hace falta una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de la mujer sean cuestionados». Simone de Beauvoir – El segundo sexo, 1949

Shiraz Sayah TunisieDesde hace casi 10 años, este país se enfrenta a una sucesión de crisis políticas, económicas y religiosas (inestabilidad resultante de la revuelta del 14 de enero de 2011, el auge del fundamentalismo y la llegada al poder de los islamistas en 2012, etc.). Todos estos conflictos, de una forma u otra, han hecho resurgir amenazas a los derechos de la mujer. A todo ello se une ahora la crisis sanitaria y social sin precedentes relacionada con la pandemia COVID-19 y el encierro de la población desde marzo de 2020.

La sucesión de estas crisis ha hecho disminuir a lo largo de los años uno de los derechos fundamentales de la mujer tunecina: el acceso libre e incondicional a la anticoncepción y al aborto (legislado en 1973), para terminar con el cierre de las clínicas públicas de planificación familiar, creadas en 1975 por la Oficina Nacional de la Familia y la Población (ONFP) y que estaban implantadas por toda la República.

A los reiterados cortes de los presupuestos destinados a estas clínicas públicas desde 2011, causados, entre otros motivos, por el cese de ayudas y financiación internacional en este ámbito, al adoctrinamiento religioso de una sociedad antes laica y a una clara voluntad política de menoscabar los derechos sexuales y reproductivos en Túnez, se ha añadido, ahora, un hecho sin precedentes: su cierre total desde principios de marzo de 2020.

Casi el 50% de las mujeres tunecinas utilizan los servicios de las clínicas de planificación familiar, lo que les permite acceder (casi gratuitamente) no sólo a métodos médicos de anticoncepción y a abortar (gratuitamente y sin condiciones), sino también, y muy especialmente, al control y revisiones médicas de los embarazos, acceder a la vacunación contra las enfermedades de transmisión sexual y a la vigilancia médica prenatal y postnatal. Esto demuestra la importancia de estos centros y los servicios que se supone que deben ofrecer a la población.

¿Qué implica este cierre de las clínicas de planificación familiar?

Más allá de un ataque directo a los derechos sexuales y reproductivos de la mujer tunecina, estos cierres también, y en especial, tienen consecuencias para la salud pública. A las mujeres les falta atención médica pre y postnatal, acceso al uso de métodos no médicos de aborto y parto. Esta falta de atención puede hacer reaparecer enfermedades de transmisión sexual. Todas estas carencias implican un mayor riesgo de mortalidad; y, también, consecuencias demográficas por la explosión de la tasa de natalidad (aunque en Túnez se ha controlado en gran medida durante decenios), así como un aumento de la desigualdad social porque los más ricos podrán recurrir a clínicas privadas (muy caras).

La salud sexual y reproductiva es un derecho fundamental

La clausura de esos centros provocó una protesta de la sociedad civil tunecina liderada por la Secretaria General de la Fundación «Tawhida Ben Cheikh», Dra. Selma Hajri.  La respuesta de las autoridades sanitarias fue, en un principio, reabrir algunos centros (principalmente en la capital) y más adelante otros. En segundo lugar, en un comunicado publicado el 27/04/2020 por el Ministerio de Sanidad, se decía que se “recomienda el mantenimiento de los cuidados esenciales durante el período COVID, incluido el acceso a la contracepción, la contracepción de urgencia, y el acceso al aborto”, Por primera vez, se cita el aborto médico, que existe desde hace casi 20 años en Túnez.

No es necesario recordar que la salud sexual y reproductiva es un derecho fundamental reconocido por la OMS y reivindicado por Naciones Unidas como tal. Además, desde la propagación de la pandemia de COVID-19, la OMS considera que los servicios de salud reproductiva son esenciales y que se les debe dar alta prioridad en el seguimiento de la atención durante este período.

Entonces, ¿por qué los cierres?

Este ataque a las libertades de la mujer, y más allá de ellas a las de la sociedad en su conjunto, nos hacen recordar que «Estos derechos nunca se adquieren. Debes estar atenta durante toda tu vida» – Simone de Beauvoir – El Segundo Sexo, 1949

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