Linda Ihuthia. Kenia


02/04/2020

Linda Ihuthia. Kenia

Suspiro mucho cuando las cosas se complican. Lo hago sin darme cuenta. Últimamente, los suspiros han aumentado. Incluso yo estoy empezando a notarlo. No son suspiros injustificados. El mundo, tal como lo conocía, es un recuerdo lejano que se mantuvo en el siglo pasado. Problemas que creía insuperables ahora parecen triviales frente a la pandemia del Covid-19, que ha consumido completamente nuestro ahora muy enfermo mundo.

No suspiro por la impotencia porque me he negado a perder la esperanza, a pesar de la situación que enfrenta el planeta, que enfrenta mi país, mi comunidad, mi negocio, mi familia… a mí.

Suspiro por la incertidumbre de las cosas tal y como las he conocido. Esta pandemia me obliga a mirar la vida desde una perspectiva completamente diferente. Una a la que no estoy acostumbrada. Una que tiene consecuencias directas y casi inmediatas, que alcanza proporciones de vida y muerte, o, incluso, de cambio de vida. Otras, son complejas e involucran a otros personas y familias que dependen de mi negocio, y otras decisiones son simples, como quedarse en casa porque el distanciamiento social es lo mejor para los demás y para mí. Antes, habría pensado que estaba siendo melodramática sobre algunas de estas decisiones, pero hoy, en estos momentos, no es así.

Entonces, ¿qué ha cambiado? Todo. Estoy volviendo a aprender (de nuevo) que casi no hay espacio para procrastinar. Soy planificadora y voy a hacer uso de esa habilidad para el bien de los que me rodean, sin disculparme, pero con gracia y amor.

Para mi familia, estoy verdaderamente bendecida y siempre lo he sabido. Seguiré manteniéndola cerca, siempre que pueda.

Es posible que mi negocio no sobreviva a esta pandemia, pero sólo el tiempo lo dirá. Mi trabajo implica mucho contacto físico, pues nos dedicamos a las plantas, y mobiliario de exteriores. Y en este sentido, el mundo necesitará revisar seriamente cuestiones que sólo han recibido la mitad de la atención que requieren. Me refiero a temas relacionados con el cambio climático y nuestro medio ambiente.

A nuestra manera, mi negocio ha estado influyendo en la forma en la que la gente mira para asegurarse de que sus entornos incorporan ese espacio verde. Espero que podamos seguir haciéndolo. Mi realidad, sin embargo, es que tendré que reinventarme para aumentar la escala de mi negocio para alcanzar un mayor impacto. Un trabajo en progreso.

Para mi comunidad, hay mucho más en lo que quiero centrarme: analizar los aprendizajes que he tenido a lo largo de mi viaje como empresaria. Ir de la mano de otros empresarios que necesitan un empujón, ser introducidos, tener acceso al mercado, una oración o alguien que les escuche. Mi país, que honestamente necesita ser arrancado de las garras de la corrupción. Para eso no tengo una respuesta, pero espero que, de alguna manera, esta pandemia nos revele alguna solución. Para mi mundo, espero que todas estas medidas tengan algún impacto.

La realidad es que estamos más conectados de lo que nunca nos habíamos imaginado. Tenemos que encontrar aspectos positivos en esta nube oscura que nos envuelve actualmente. De eso estoy segura. Lucharemos por ello día a día.

 

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