Sophia, Esther, Magdalena, Abiah y Leocadia son las cinco voces verdes que han viajado a Guipúzcoa este mes de octubre para intercambiar experiencias agrícolas y descubrir nuevas iniciativas que podrán desarrollar en su país para combatir el cambio climático.
En 2016 la Fundación Mujeres por África lanzó el proyecto Voces Verdes en Tanzania, en el marco del cual hay 10 agricultoras y líderes rurales al frente de proyectos de emprendimiento en el área de la agricultura y de la energía sostenible. Las beneficiarias han implementado estos proyectos de manera exitosa y se han constituido en asociaciones locales, encontrándose en el momento oportuno para analizar la mejor manera de hacer avanzar sus negocios, mejorando el funcionamiento o formalizando la estructura cooperativa y la comercialización de sus productos.
En Donostia, en un programa diseñado por ASPEGI (Asociación de Empresarias Gipuzkoanas) y patrocinado por la Diputación de Gipuzkoa, se les ha ofrecido la oportunidad de visitar diferentes proyectos empresariales que les pueden servir de inspiración para escalar sus propios negocios. El objetivo de compartir experiencias y conocer otras cooperativas de mujeres existentes en el País Vasco ha sido alcanzado con éxito.
Las cinco beneficiarias del programa han aprovechado su estancia de 15 días en Donostia visitando mercados, instituciones, pequeñas explotaciones, restaurantes, tiendas y también han encontrado tiempo para degustar la cocina vasca y conocer los maravillosos paisajes que ofrece el País Vasco.
Su paso por esta región ha despertado el interés de la población. Distintos medios de comunicación se han hecho eco de su actividad. Diario Vasco ha llevado a cabo una recopilación de las experiencias vividas por estas mujeres durante su estancia y ha detallado las actividades a las que se dedica cada una de ellas en Tanzania.
Esther ha aprovechado su visita para conocer las posibilidades que le ofrece la electricidad a la hora de deshidratar frutas y verduras, su actividad principal en Tanzania. Ha trabajado hasta ahora con un horno solar, un diseño de energía sostenible que ella misma ha creado. El problema es que su producción merma de una forma drástica en la época de lluvias, por lo que encontrar una solución se convierte en un objetivo primordial. Afirma que “con la electricidad podría desarrollar un invento similar al suyo”.
Para Leocadia, su próximo objetivo será la apertura de un nuevo centro de formación para mujeres, así como el aumento de la producción a través de la adquisición de nuevas tierras. Leocadia cultiva batatas y tiene una amplia experiencia en formación: lleva años realizando talleres sobre medidas de mitigación de los efectos del cambio climático en la agricultura. Con estos cursos quiere que las mujeres saquen el máximo provecho económico de los productos alimentarios que cosechan así como aumentar su capacidad de conservación, procesamiento y comercialización de la batata. Su interés más inmediato es reproducir las técnicas de márketing que ha observado en Donostia pues cree que deben prestar más atención a este eslabón de la cadena para poder aumentar sus ingresos.
Sophia es otra de las voces verdes que sueña con abrir un centro de formación para mujeres pues piensa que «si le enseñas a una mujer, le enseñas a toda la familia y comunidad». Sophia se dedica al cultivo de orgánico de fruta y verdura en la localidad de Dar Es Salaam pero también dispone de una granja de gallinas para suplir la falta de proteínas de su comunidad. Para ella, esta formación significa crecimiento conjunto, pues va a compartir con su localidad todo lo aprendido en estas jornadas.
Magdalena es otra de las mujeres tanzanas que se dedica al cultivo de setas. Al igual que Sophia y Leocadia, quiere fomentar el empoderamiento de las mujeres de su zona a través de la transmisión de nuevas técnicas y proyectos para que puedan actuar con absoluta independencia.
Abiah, por su parte, ve el interés en expandir su cultivo de harina de mandioca hacia las zonas más pobres del país pues ve en esto la solución a la falta de nutrientes a la que se enfrentan diariamente. Ella cultiva, además de la mandioca, casaba y melón verde. La variedad de cultivos y de técnicas a las que están acostumbradas estas mujeres han incrementado el nivel de riqueza en este intercambio que ha tenido lugar en el País Vasco.
En su vuelta a Tanzania, ya han comenzado a diseñar un plan de acción para aplicar las ideas que han recogido durante su estancia en Donostia a sus proyectos, para consolidarlos y reforzarlos.
“El intercambio de ideas, experiencias y buenas prácticas entre las emprendedoras tanzanas y las empresarias vascas ha sido muy enriquecedor para ambas partes y esperamos repetir la experiencia con otras beneficiarias”, afirma la coordinadora del proyecto Alicia Cebada.
ASPEGI y la Fundación Mujeres por África seguirán en contacto con ellas a través de un programa de mentoring para ayudarlas a conseguir sus objetivos de emprendimiento. Se persigue conseguir que sus explotaciones sean, además de fuentes seguridad alimentaria sostenibles, proyectos económicamente rentables que permitan el empoderamiento femenino.
Voces Verdes es un proyecto que surgió en 2016 de la mano de la Fundación Mujeres por África, con el objetivo de apoyar a un grupo de quince mujeres tanzanas que habían decidido plantarle cara al cambio climático. En Tanzania, un 85% de las mujeres de las zonas rurales se dedican a la agricultura y, por ello, es la población más afectada por las consecuencias del cambio climático.
Mientras que las diez agricultoras y lideresas llevan a cabo sistemas de reintroducción de cultivos tradicionales o la práctica de métodos de energía sostenible en los terrenos, las cinco periodistas dan cobertura y difusión informativa a estas actividades.
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