Caddy Adzuba. República Democrática del Congo


11/05/2020

Caddy Adzuba recibió, en 2014, el Premio Princesa de Asturias de la Concordia como reconocimiento a su lucha por la libertad de prensa, la reconstrucción de la paz y los derechos humanos, especialmente los de la infancia y las mujeres en zonas de conflicto. Ha participado en varios programas de la Fundación Mujeres por África en numerosas ocasiones.

La República Democrática del Congo ha superado el hito de 797 casos confirmados de personas con covid-19 desde el miércoles 06 de mayo de 2020.

El comité multisectorial hizo el anuncio sobre la respuesta a la pandemia de COVID-19 en una reunión estratégica celebrada en Kinshasa, la capital. La República Democrática del Congo tiene 797 casos confirmados, 35 de ellos mortales y 92 curados, 526 pacientes se están recuperando. De las 26 provincias del país, hasta el momento 7 están afectadas por la pandemia.

Caddy Adzuba Premio Princesa de Asturias RDCEn la República Democrática del Congo todo comenzó el 10 de marzo en  Kinshasa, cuando se identificó el primer caso. La situación creó controversia entre las autoridades sanitarias y las político-administrativas del país.

Durante la primera semana, la gestión de la pandemia fue «teórica». Las estructuras sanitarias no estaban concienciadas ni capacitadas para atender a los enfermos, los hospitales y otros centros de salud no tenían equipamiento adecuado y carecían de personal calificado.

Los pacientes que llegaban a los centros de salud no eran atendidos y la asistencia que recibían no estaba a la altura de las circunstancias. Esta situación provocó muertes, con una prevalencia del 30% de los casos de fallecimiento durante la primera semana.   Se necesitaba urgentemente una estrategia de respuesta eficaz. En vista de la evolución de la pandemia, que siguió extendiéndose de manera lenta pero constante, el presidente de la RDC, Félix Tshisekedi, instó al Gobierno a que adoptara medidas adecuadas para hacer frente a la pandemia en todo el país y, en particular, en la capital, Kinshasa, la más afectada por el Covid-19.

Experiencia del Ebola

Ante esta emergencia, se creó un equipo de respuesta encabezado por el profesor Dr. Muyembe, recién aterrizado desde otro frente: el de la lucha contra la enfermedad del virus del Ébola, en el este de la RDCongo. Se definieron varias medidas, entre ellas el cierre de las fronteras, el estado de emergencia sanitaria con el confinamiento de algunas ciudades del país, el cierre de escuelas, universidades y todos los hoteles, se concienció a la población de la obligación de respetar las distancias sociales y las medidas preventivas. Se ha pedido a la población que permanezca confinada en sus casas.

A principios de abril de 2020, el comité de respuesta informa de que la situación está bajo control, a pesar del aumento vertiginoso del número de nuevos contagios y de la falta de seguimiento de las medidas de seguridad por parte de una mayoría de la población.

Visión optimista, visión pesimista

A pesar de la propagación del coronavirus en la República Democrática del Congo, el pánico todavía no se ha extendido porque, según las estimaciones de algunos especialistas, África tiene ventajas para poder salir mejor de esta pandemia que los países occidentales que, lamentablemente, están experimentando una pandemia más virulenta.

A pesar del optimismo de algunos especialistas, otros, en cambio, diagnostican lo peor para África. Se refieren a la inexistencia de una política sanitaria adecuada y adaptada, de una política social de atención a las personas más vulnerables y de una clamorosa falta de medios económicos para financiar una crisis sanitaria de esta envergadura.

La República Democrática del Congo no es una excepción.  Pero, según el gobierno congoleño, el país tiene la capacidad de hacer frente a la pandemia del coronavirus dada su larga experiencia en la respuesta a la enfermedad del virus del Ébola.

Así que, para la RDC, la prevención sigue siendo la palabra clave.

Economías informales

Sin embargo, a pesar de la experiencia demostrada, la población congoleña se enfrenta a su gobierno, que establece las normas a seguir. Confinamiento, uso obligatorio de máscaras, lavado de manos sistemático y obligatorio, son normas que la situación socioeconómica del país no permite a su población observar de forma estricta para evitar la propagación.

La mayoría de los congoleños está en economías informales por lo que es casi imposible permanecer confinado en las casas bajo el riesgo de morir de hambre. Salir en busca de supervivencia, caminar por las calles todo el día para encontrar dinero, vender en el mercado, conducir un taxi…, esta es la vida diaria del 45% de la población congoleña. El resto, los que trabajan en empresas e instituciones estatales con un salario pequeños, no puede permanecer confinada por temor a no poder satisfacer sus necesidades vitales.

Son mayoría las mujeres que se mueven en este sector informal de la sociedad. Su vida cotidiana se encuentra en el día a día.

La historia de Magaza Rachelle: «No puedo quedarme en casa. ¿Qué comerán mis hijos?»

Magaza Rachelle, una de las muchas mujeres que venden frutas y verduras en las calles de la ciudad de Bukavu, provincia de Kivu del Sur en el este de la República Democrática del Congo, dijo: «Soy consciente de la existencia de esta enfermedad. Todos los días en la radio hablan del coronavirus y del número de muertes que causa. Es la misma historia que con la llegada del Ébola en este país. También sé que esta enfermedad es mortal y peligrosa porque, según la radio, se transmite rápidamente.

Desafortunadamente, para evitar la enfermedad y no propagarla tienes que quedarte en casa. Es una verdadera lástima. Porque si es así, todos vamos a morir por este coronavirus. No puedo quedarme en casa. ¿Qué comerán mis hijos? Yo vivo al día. Voy por la ciudad vendiendo frutas y verduras, si no lo hago, ¿quién va a venir a alimentarme? Ciertamente no serán os políticos de este país. Además me piden que me lave las manos pero no tengo agua corriente en casa. Voy al lago a buscar agua. Tengo 20 litros al día, la pregunta es, ¿el agua se usará para lavarme las manos o la beberé y usaré para hacer las tareas de la casa? Es difícil para nosotros. No puedo ver a mis hijos muriendo de hambre, si el coronavirus me encuentra en la calle, al menos no voy a morir de hambre. Si el gobierno no nos proporciona comida para mis hijos nos resulta imposible quedarnos en casa. Las calles están llenas, la mitad de la población es pobre.»

En la RDC, según ha decretado el gobierno a petición de los responsables sanitarios, el confinamiento sigue siendo un eslogan. Al lado de algunas estructuras cerradas, los grandes mercados, los establecimientos comerciales y los transportes públicos nunca han dejado de funcionar. Afuera, la vida continúa en la República Democrática del Congo.

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