25/06/2020
Florence Mugeha Opaka, es Ingeniera en Telecomunicaciones, y estudió un Máster en Tecnologías, Sistemas y Redes de Comunicaciones, en la Universidad Politécnica de Valencia, gracias al programa de becas Learn Africa.
En estos momentos, en Kenia, nos encontramos en plena pandemia del Coronavirus. Actualmente, con casi 5000 casos detectados, el país se enfrenta a la falta de capacidad para realizar tests debido a la escasez de kits de pruebas y de personal cualificado.
Las medidas establecidas por el gobierno incluyen distanciamiento social en todos los lugares públicos (oficinas, en la calles y el transporte público), el uso obligatorio de mascarillas, la puesta en cuarentena de los casos sospechosos y confirmados, pruebas masivas para detectar los contagios, cierre de las principales ciudades en las que el virus se ha propagado, toques de queda que restringen la circulación por la noche y el cierre de escuelas, iglesias, bares y clubes nocturnos, entre muchos otros lugares.
A pesar de que las autoridades están haciendo todo lo posible para frenar la propagación del virus no confío en que el país esté suficientemente preparado para abordar el crecimiento de esta pandemia. Solo con los casos existentes actualmente, alrededor de 5.000, el país ya está desbordado por la falta de camas en los hospitales, la escasez de equipos para realizar pruebas, la falta de personal sanitario preparado para gestionar la pandemia y la insuficiencia de instalaciones para albergar a las personas que deben estar en cuarentena.
El virus afecta negativamente a la población. La tasa de pobreza está aumentando por la pérdida de muchos empleos. Hay una mayor tasa de criminalidad debido a que los jóvenes no tienen trabajo y las escuelas, colegios y universidades están cerradas.
Las niñas sienten especialmente esta situación de encierro. Recientemente se ha detectado un incremento de embarazos infantiles. El confinamiento y el cierre de las escuelas las hace más vulnerables
Afortunadamente en mi familia estamos a salvo, aunque esta pandemia ha causado pérdidas económicas en el negocio familiar. Por mi parte, seguiré trabajando como siempre, pero observando las medidas de precaución establecidas.
En Kenya los infectados se enfrentan a la estigmatización y los no infectados están extremadamente obsesionados con la situación. Personalmente creo que nadie se libra de poder contagiarse.
Si bien los niños están más seguros en casa, los padres son menos afortunados. Los que hacen trabajos ocasionales en las calles para ganarse la vida corren un mayor riesgo de contagio. También la población que vive en los barrios bajos con mayor pobreza está más expuesta al contagio debido a la falta de instalaciones esenciales como el agua corriente.
Otros efectos de la pandemia son los recortes salariales que han provocado gran tensión en las familias. Según un estudio reciente, la pérdida de puestos de trabajo y los recortes salariales han hecho que el 60% de la población no pueda pagar los alquileres a tiempo. Otros están pasando hambre. Los precios de los autobuses se han vuelto extremadamente caros debido a que los vehículos tienen la mitad de la capacidad normal.
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