Jestina Mukoko. Zimbabue


13/05/2020

Jestina Mukoko es la Directora Nacional del ‘Zimbabwe Peace Project’ (Proyecto de Paz de Zimbabue) una organización  que supervisa y documenta las violaciones de los derechos humanos y los quebrantamientos de la paz en Zimbabue. Es politóloga, posee un postgrado en  el tema de la  Defensa de los Derechos Humanos y reputada  mediadora . En 2010, la Secretaría de Estado de los Estados Unidos le concedió el Premio Internacional a las Mujeres Coraje. En 2019 participó en la V edición del Foro de Liderazgo que organiza MxA en colaboración con la Universidad de Yale.

En Zimbabue los políticos han aprovechado la situación para hacer sus campañas electorales

Jestine Mukoko. ZimbabweLa pandemia que ha causado estragos y afectado a la población mundial se detectó en Zimbabue en marzo y la primera muerte se registró el día 23. Actualmente, Zimbabue sigue sumando nuevos casos y, también, recuperaciones.

Zimbabue ha estado confinada desde el 30 de marzo, durante 21 días y posteriormente se decretaron otras dos prórrogas de 14 días.

El coronavirus ha puesto en evidencia deficiencias en el sistema de salud. Con la asistencia multisectorial se han renovado las instalaciones sanitarias para responder a la pandemia. Sin embargo, preocupa la falta de coherencia y de coordinación, agravada por el hecho de que la gestión está en manos de los políticos, que ocupan el centro de atención, y no de los técnicos. Los políticos han aprovechado la situación para sus próximas campañas electorales. Los envases que contienen desinfectantes contra el virus han sido grabados con rostros de políticos. Relajando las restricciones de cierre, el gobierno elude su responsabilidad de hacer pruebas, cediendo la responsabilidad a las empresas privadas.

Falta de información

La población está muy afectada por el coronavirus y haciendo grandes  esfuerzos en confinarse para prevenir la propagación. Aún hay muchas regiones del país a las que la información sobre el virus no ha llegado. El distanciamiento social se practica muy poco.

La mayoría de los zimbabuenses trabajan en el sector informal; un día fuera del lugar de trabajo es un día sin ingresos. La mayoría de las mujeres dependen del comercio transfronterizo y, con las fronteras cerradas, su medio de vida se ve afectado. Carecían de alimentos adecuados cuando comenzó el cierre, por lo que no podían quedarse en casa. La gente morirá de hambre si se queda en casa y si sale se arriesga a contraer el virus.  En las zonas urbanas de alta densidad no hay agua corriente. Pasan horas en largas y apretadas colas donde resulta imposible guardar el distanciamiento social.

Internet no está al alcance de todos

No todos los escolares pueden seguir las clases online; muchos no pueden acceder y los datos están fuera de su alcance. Mi equipo y yo nos hemos visto obligados a trabajar desde casa, lo que resulta estresante cuando estas habituado a hacerlo cara a cara. Hemos tenido que cancelar muchos compromisos con la comunidad y nuestros beneficiarios nos están haciendo innumerables llamadas para saber cuándo vamos a reanudar el trabajo.

Pasará mucho tiempo para que la vida vuelva a la normalidad. Por el momento es obligatorio ponerse mascarilla siempre que se esté fuera de casa y se han ajustado los horarios de apertura de la mayoría de los lugares. Los centros de ocio están cerrados y las reuniones aún no están permitidas, sólo pueden hacerlo las personas menores de 50 años.

Trabajando desde casa tengo que acostumbrarme a las reuniones online con mi equipo, lo que también es bastante difícil debido a los problemas de conexión que tenemos. Hay que hacer juegos malabares con los presupuestos, ya que no se habían previsto tantos gastos. Además, el trabajo implica invadir el espacio de las personas que normalmente viven en la misma casa.

La mayoría de los proveedores de servicios, a saber, seguros de salud y funerarios, han transformado sus modelos comerciales. Para ser admitido en un hospital o llevado a una funeraria, la persona enferma o el cuerpo del fallecido tiene que ser sometido a pruebas para demostrar que no son un caso positivo del virus.

Trabajo doble para las mujeres

La situación de las mujeres es preocupante ya que se ha detectado un aumento de los casos de violencia doméstica. Las parejas que están acostumbradas a pasar tiempo separadas, ahora, con el confinamiento, se las obliga a convivir en un mismo espacio permanentemente, lo que provoca que, en ocasiones, las emociones afloren, en unos momentos en los que las familias hacen equilibrios para afrontar la falta de alimentos e ingresos. Además, las mujeres se encuentran con que tienen que trabajar más horas, ya que sus maridos creen que deben ser «servidos».

Colas para agua y comida

Escasea la harina de maíz utilizada para hacer las gachas que son el alimento básico de aquí. Personas de mi equipo han expresado su preocupación por el riesgo de contraer la enfermedad en las largas colas que se forman para obtener comida y agua.

Será muy complicado volver al trabajo. No lo podremos hacer hasta que la curva se haya aplanado. La exigencia de que las empresas hagan pruebas a sus empleados no sólo es cara y está fuera del alcance de muchas empresas, sino que podría causar mucha confusión.  El gobierno deberá gestionar las pruebas para garantizar la calidad y generar confianza.

 

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